Adicción a los fármacos recetados

13.10.2020

El abuso de medicamentos recetados se está convirtiendo en un importante problema de salud; ocurre cuando los medicamentos se toman con fines diferentes a aquello por lo cual fue prescrito. El paciente puede exagerar sus síntomas, e incluso inventárselos, para obtener la anhelada receta, aunque muchas personas los adquieren en el mercado negro.

Los medicamentos recetados de los que se abusa con mayor frecuencia suelen ser los analgésicos opioides, sedantes, ansiolíticos y estimulantes. Según el National Institute on Drug Abuse (NIDA), en los Estados Unidos se calcula que 52 millones de personas ha realizado un uso de medicamentos prescritos por razones no médicas, al menos una vez en su vida y que el 14% podría presentar criterios de abuso o dependencia.

OPIOIDES

Son medicamentos con gran efecto sobre el dolor. Aunque se usan indistintamente, los términos opioide y opiáceo tienen significados diferentes. El primero, se utiliza para designar aquellas sustancias endógenas o exógenas, con efecto análogo a la morfina que poseen una actividad intrínseca. Por su parte, el término opiáceo se refiere al origen de la sustancia con respecto al opio. Dentro de los opioides destacan los medicamentos que contienen morfina, codeína, oxicodona (OxyContin), hidrocodona (Vicodin), hidromorfona (Dilaudid) y propoxifeno (Darvon), entre otros.

Un problema añadido, es que hay presencia de opioides (dextrometorfano) en los jarabes para la tos, que se venden sin receta médica, en 2010 alrededor del 7% de todos los estudiantes de instituto lo habían usado para drogarse, mayormente buscando efectos disociativos o experiencias extracorporales.

SEDANTES/ANSIOLÍTICOS

Son depresores del Sistema Nervioso Central y se usan para disminuir la actividad cerebral. Suelen ser medicamentos muy útiles para combatir los trastornos de ansiedad y del sueño. Dentro de este grupo se encuentran las benzodiacepinas (Ej. Orfidal, Tranxilium, Lexatín, Valium, Trankimazin), los medicamentos para dormir no benzodiacepínicos (Ej. Zolpidem, Sonata) y los barbitúricos (Ej. Fenobarbital).

Dentro de la población, según el informe del OEDA de 2018 las bezodiacepinas son los sedantes de los que más se abusa. Se observan también diferencias de género, con un mayor porcentaje para las mujeres. Aunque se observa un incremento del consumo después de los 35 años para ambos sexos, las tendencias son opuestas después de los 55 años: tiende a disminuir en los hombres y a aumentar entre las mujeres.

También en esta categoría podrían destacar algunos antihistamínicos con acción sobre el sueño, que los adolescentes suelen combinar con alcohol. Estos no suelen requerir prescripción médica. Por último, con efecto sedante también se encuentran los antipsicóticos. En esta categoría se habla de los típicos, también los denominados sedantes pesados y los atípicos.

ESTIMULANTES

Son medicamentos prescritos para aumentar el estado de alerta, la atención y la energía. Tienen efecto sobre la presión arterial, la frecuencia cardíaca y respiratoria. Históricamente han sido utilizados para tratar problemas respiratorios o la obesidad, pero pronto se buscaron otras variantes, por el abuso que muchos pacientes hacían de los mismos. En la actualidad, tratar el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad, la narcolepsia o la depresión son las áreas donde tienen mayor aplicación.

Dentro de los estimulantes más usados está el metilfenidato (Concerta, Ritalin,), las anfetaminas (Aderall o Aderall XR) o la fluoxetina (Prozac).

Los consumidores los adquieren para doparse. En muchos casos aumentan el rendimiento y la resistencia a la fatiga. También son medicamentos de abuso en las dietas extremas por su efecto sobre el control del apetito. Otra área donde se utilizan es la escolar; muchos estudiantes los ingieren para incrementar el rendimiento, pues pueden pasar horas estudiando (concentrados y sin dormir).

TRATAMIENTO

El tratamiento debe tener en cuenta el tipo de droga usada y las necesidades del individuo; para que de buenos resultados, es posible que deba incluir varios componentes, tales como desintoxicación, apoyo psicológico y medicamentos. Las dos categorías principales de tratamientos para el trastorno por consumo de drogas son los tratamientos conductuales (como el control de contingencias y la terapia cognitivo conductual) y los medicamentos. Los tratamientos conductuales ayudan al paciente a dejar de consumir la droga modificando hábitos nocivos de pensamiento y conducta, enseñándole estrategias para controlar el deseo de consumir drogas y evitar las situaciones y factores que podrían llevarlo a una recaída o, en algunos casos, proveyendo incentivos por la abstinencia.

La adicción a los opioides recetados puede tratarse además con medicamentos, entre ellos la buprenorfina, la metadona y la naltrexona. Los medicamentos para el tratamiento de la adicción a los opioides a menudo se administran en combinación con apoyo psicosocial o tratamientos conductuales en lo que se conoce como tratamiento con asistencia de medicamentos

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